Antecedentes del Azulejo Talavera Mexicano
La Talavera es un tipo de cerámica mayólica, se distingue por su blanco vítreo como base de color.
La auténtica talavera sólo proviene de la Ciudad de Puebla y de las localidades de Atlixco, Cholula y Tecali de Herrera, debido a que el tipo de barro y la historia de la artesanía provienen de esa región.
Todas las piezas son elaboradas a mano, como han sido hechas desde la época virreinal.
El vidriado debe craquelarse, ser ligeramente poroso y casi blanco.
El diseño de las piezas está estrictamente regulado por la tradición.
La pintura debe sentirse al tacto con una ligera elevación sobre la base.
En sus comienzos sólo se empleaba el color azul cobalto, que era el pigmento más caro y también muy buscado, no sólo por prestigio sino porque aseguraba la calidad de toda la pieza.
La Talavera es la más destacada de la tradiciones artesanas. Sólo se emplean barros naturales y no barros tratados químicamente.
Su delicada manufactura y fragilidad, hacen a la talavera tres veces más costosa que cualquier otra pieza de cerámica. Por ello, los fabricantes de la talavera han estado bajo presión por las imitaciones, más frecuentemente de China.
Proceso de Producción
El proceso de la elaboración de la talavera es complicado y prácticamente no ha cambiado desde la temprana época virreinal, a un grado tal que los alfareros encomendaban las piezas con oraciones especiales durante el proceso de cocimiento.
Antecedentes
El origen de estas lozas se sitúa en China. Las técnicas y diseños chinos fueron llevados a la península ibérica vía Mallorca por alfareros de la España musulmana a finales del siglo XII. De allí se extendió al resto de Europa, con el nombre de mayólicas.
Entre los diversos centros españoles de industria cerámica se hizo especialmente popular el de Talavera de la Reina (Toledo, España), que junto con Sevilla acapararon las exportaciones de loza al Nuevo Mundo.
En México se incorporaron ulteriores influencias chinas e italianas a medida que evolucionaba en España, así como la formación de gremios con el fin de regular la calidad.
Hay varias hipótesis sobre cómo se introdujo la cerámica mayólica a México. La más aceptada es que fue introducida por monjes, que bien pidieron artesanos a España o sabían producir la cerámica ellos mismos.
Estos padres requerían azulejos y otros objetos para decorar sus nuevos conventos, así que, para satisfacer la demanda, los artesanos españoles o los mismos padres enseñaron a los indígenas a producir la cerámica vidriada.
De finales del siglo XVI a mediados del XVII, el número de alfareros y talleres se mantuvo al alza, y cada uno comenzó a crear sus propios diseños y técnicas. El gobierno virreinal decidió regular la industria con gremios y estándares.
Puebla fue conocida como el centro alfarero más importante de la Nueva España. Las piezas eran exportadas a todos el territorio, y eran enviadas a Guatemala, Cuba, Santo Domingo, Venezuela y Colombia.
Durante la Guerra de Independencia, los gremios de alfareros y las ordenanzas se abolieron. Esto permitió que cualquiera produjera cerámica a su libre albedrio, a expensas de la calidad.
El mercado de la talavera colapsó, y de los 46 talleres productores del siglo XVIII sólo 7 persistieron después de la guerra.
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